viernes, 17 de diciembre de 2010

Asuntos de familia

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

Nunca se van del pecho
las esperanzas,
que siempre hay rinconcillos,
niña, donde guardarlas. (Por Morente, visto aquí)

Lo primero que salió de su boca, al nacer, fue "¡A beber, a beber!". Podría haber sido el tito Andrés, pero seguro que él agarró la botella en un santiamén en lugar de perder el tiempo con palabrería. Rabelais (Gabelé, en francés) escribió en Gargantúa y Pantagruel un homenaje a todos los tragones de la historia. El gigantón Pantagruel fue el que soltó esas palabras en lugar de dar la tabarra con llantos. Bravo por él.
Este fin de semana comienza el tour de force, que es como decir proeza si pelas los langostinos con cuchillo y tenedor. Masajéate el estómago como un buey de kobe, ponte una copita, como un pavo al whisky, y reflexiona como ante la carta de un restaurante de alto copete, que tiempo te da. Llegan días sin fin de banquetes. De atracones, empachos y comer con las manos. De no puedo más y de "¿Esa tontería te vas a dejar?". De Madre diciendo "He hecho ensaladilla" después de zamparte medio cordero (Madre es capaz de llegar más lejos que el sheriff Woody).
Música de El Almendro, por favor. Este sábado vuelven a casa los titos Andrés y Endur. Como sabéis, estos dos son como Sara Montiel, que hay quien la quiere, pero da susto. Es que te confías. Siempre llegan como quien no quiere la cosa y parecen casi normales. A la que te descuidas, llevas una cogorza como un piano. ¿Cómo lo hacen? Lo tuyo es porque te pones a beber como un merluzo, sí, pero la cuestión es ¿cómo hacen para que no te des cuenta? Os voy a desvelar sus malas artes.
El tito Andrés empieza a un ritmo de ser humano. Ahí es donde genera confianza. Tu hablas con él con tal serenidad que hasta se te pasa por la cabeza preguntarle por los hijos que no tiene. Tu vaso, mientras, se va llenando cada vez más rápido y tú ni siquiera ves la botella, porque te la hurta a la mirada, el miserable. Estás cayendo en en el pozo.  ¡Qué poco te queda!
En honor a la verdad, el tito es como un bribón repartiendo un botín, y por cada una que te pone, se sirve dos. Ése, ése es el truco. Tú ves perfectamente que se está alicatando hasta las cejas y, craso error, empiezas a valorar tu nivel de ebriedad por comparación. "¡Cómo va éste!", piensas. ¡FAIL! No te preguntes qué puede hacer el alcohol en él, pregúntate qué es lo que está haciendo el alcohol en ti. ¿Te jugarías los cuartos al billar contra el Paul Newman de "El buscavidas"? Pues "estragos" es la palabra que tienes en la punta de la lengua.
¿Y la Endur, qué? Pues, entre lingotazo y lingotazo le va poniendo caras, pero todo es un montaje. Ella va también fina filipina y, para no fijarse mucho, sigue dándole al frasco. Al final, la María y yo siempre terminamos subiéndolos en un taxi. A la que se descuidan, le decimos al taxista que los lleve a algún lugar muy lejano. Les damos besos y eso, pero respiramos aliviados al verlos partir. Con el tiempo, volvemos a echarlos de menos. Ya sabéis como son las cosas de familia. ¡Bienvenidos!

(La Dirección, otra vez, demostrando por qué es quien manda. Mil gracias):



Fidel toca esta noche toca en "La boca del lobo", en la calle Echegaray de Madrid, por ocho pavetes. Es todo un plan si os apetece un poco de esto:


Buscar más artistas como el hombre delgado en Myspace Music

Besos a tutiplén.

P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.D.: ¡Más besos, leñe!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo único que te puede salvar es que chapen Gatwick debido a la nevada. Pero no tendrás esa suerte pisha. Tiembla madroño.

Un abrazooooooo
Andrés

 
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