viernes, 27 de mayo de 2011

La esencia de Shangri-La

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

Venga señor cura venga
que en mi casa hay un trabajo
que se ha caído mi abuelo
y está mi abuela debajo.

La época de los grandes descubridores pasó. Colón, el Dr. Livingstone, Amundsen o Neil Amstrong marcaron unos hitos que no se repetirán. Ahora, o se va a lo muy pequeño, pero mucho, mucho, como los genes o la educación de Belén Esteban o se aspira a la creación de otros mundos con esto del internet. ¿No hay nada nuevo bajo el sol? ¿Es que ya está todo visto? Niet, niet, niet.
Los lugares míticos han alimentado durante siglos la conciencia humana: la Atlántida, El Dorado o Shangri-La han llenado de pájaros unas cuantas cabezas locas que tenían ganas de fortuna y aventura. Centrémonos en el último: Shangri-La es un balneario buenísimo. No te voy a decir que el de La Toja o el de Marmolejo sean malos, pero es que no hay color.
Su localización ya es un plus. Está en medio del Himalaya que, quieras que no, ya impone un respeto. A ver si va a ser lo mismo oír el viento silbando en la ladera del Chomolungma que a un gallego pidiendo turno para ponerse el bañador.
Lo siguiente es que tú, a La Toja, te llegas cuando quieras. Te coges el autobús y vas hasta leyendo el Marca. Ahora vete a Shangri-La. Ni GPS ni gaitas. ¿Te acuerdas de cuando tu padre se perdía con el coche y no quería preguntar porque siempre sabía donde estaba? Pues ahora es el momento de echarle el teléfono para que te oriente.
Aquello está detrás de no se qué montañas una vez que pasas no sé cuántos círculos de pureza y consigues hacerte amigo de un unicornio azul estrábico. Una vez que llegas, eso sí, lo tienes todo hecho y no te va a faltar de nada.
No lo he comentado al principio, pero ya sabes que aquí está la fuente de la eterna juventud. Tengo dudas sobre si te bañas y rejuveneces o, simplemente, no envejeces. Lo primero todavía compensa, pero imagínate si llegas ya con el arroz pasado (y encontrar al unicornio no es algo que se haga en dos tardes). Pásate media vida buscando la inmortalidad para toparte con un grupo abueletes a pensión completa tomando las aguas. Qué quieres que te diga, mucha espiritualidad, mucho misterio y todo lo que tú quieras, pero para mí que Shangri-La es una discoteca de Benidorm.





Besos a tutiplén.

P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.D.: ¡Más besos, leñe!

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