Queridas queridísimas y queridos queridísimos,
Aunque me des veinte duros
no voy contigo al pinar,
porque tienes sabañones
y me les puedes pegar.
José Bonaparte llegó a España unas semanas después del levantamiento del 2 de mayo. Un planazo. Tú estás tan ricamente reinando en Napolés, pensando donde puedes construir para darle un toque más francés a la ciudad y, de paso, agarrar unas comisiones para darte un toque más italiano a ti y suena el teléfono:
- "Aló, Pepe, que soy Napoleón, ¿a ti no te hace irte una temporada a España?".
Como si te llama Gadafi esta mañana para regalarte Misrata (tienes foto con él, ¿no?).
- "Esto, Napo, como sigas dándole así al coñac le van a poner tu nombre".
- "Huele el aliento a rosas frescas que traigo".
El tiempo justo tuvo para meter una muda en el petate.
Si en Madrid llega a haber metro en esa época, con las facas que calzaban los lugareños se hubieran despachado entre sí y a otra cosa, mariposa. Quiso la fatalidad, no obstante, que se desplazaran en borrico, todo lo más, y así no había manera de liberar tensiones. ¿Solución? Como cualquier persona competente sabe, nada mejor que un buen extranjero para despacharse a gusto.
¿Tú has visto a un madrileño en un atasco? Chacho, te digo yo que si gritan 666 en ese momento el diablo no se entera porque se está tapando los oídos. Y se supone que al siglo XXI han llegado ya civilizados.
Total, que aquí tenemos a Pepe Botella intentando poner orden sin saber muy bien qué hacer. Le echa un ojo al mapa y dice: Bailén. Viajes Marsans no te recomendaría un lugar mejor en pleno mes de julio. Para los que no conozcáis la zona, allí los pájaros en verano no vuelan por no sudar.
El comité de bienvenida lo forman unos miles de soldados españoles que no se habían echado la siesta. Empieza la fiesta. Las tropas del general Castaños, mientras que los nativos les pasan botijos, empiezan a darle estopa a las francesas, que tienen toda la boca estropajosa. Hasta que se cansan de recibir, natural: "¿qué os parece si lo vamos dejando?".
¡Hala!, todos de retirada y el Pepe acaba en Vitoria porque los madrileños se habían puesto chungos. Luego vendría al rescate Napoleón y regresaría a la capital durante unos años, hasta que la Gran Armada se fue para Rusia con camisetas de manga corta (unas reflexiones para el debate: ¿Francia está en el trópico? ¿Se conocían ya los cambios de estaciones? ¿No había predicciones meteorológicas en el siglo XIX? ¿La madre de los Bonaparte no les ponía pasamontañas en primavera?) Tan sabia decisión, en definitiva, le costó al emperador su Imperio, empezando por España.
Dejando de lado las minucias históricas, más de dos siglos después el recuerdo permanece imborrable en la memoria de los madrileños. Ese levantamiento popular del dos de mayo dio lugar a lo más preciado que puede desear la gente de bien: un día de fiesta. Sin ti, esto no hubiera sido posible. Por eso, y con todo el sentimiento del que soy capaz: ¡Gracias, Pepe!
Jaén es tierra de grandes creadores: Raphael, Karina y Juanito Valderrama dan buena prueba de ello. Con todas esas influencias se ha creado un caldo de cultivo inmejorable para reinventar la canción del verano. Kriptolites llegan gracias a la recomendación de la Inma, que se ha puesto a reivindicar las tierras jaeneras (mil gracias, guapetona). El vídeo se para a mitad de la coplilla durante unos treinta segundos y luego sigue, pero igual lo pongo y aprovecháis el ratín para mirar si viene el jefe.
Besos a tutiplén.
P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.D.: ¡Más besos, leñe!
viernes, 29 de abril de 2011
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3 comentarios:
Cuando Jaén...
baja a Motril...
Joder...yo estuve en ese mismo local de ensayo hace por lo menos 15 años...está saliendo para el Jontoya...y al que toca la batería le dí clases de matemáticas hará también unos 12-15 años...qué viejo soy...
La Dirección, como en el Mar Menor no se está ningún sitio, que en Motril seguro que hay hasta tiburones.
avecestampoco, como ves, al zagal le ha aprovechado más el local que tus clases de matemáticas. Y no es que seas viejo es que ves las cosas con más perspectiva.
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