viernes, 21 de septiembre de 2012

Compras

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

En el barrio me critican,
porque soy la espabilá,
porque tengo toa' la jeta
de mi tía Trinidad.

La María me llevó el otro día de compras. "Se te ve el pito con esos vaqueros", me dijo. Apenas tienen un par de agujeros, pero hay veces que se pone estupenda y te dice frases de esas. Hasta modula la voz, tú, que la escuchas y parece que te has subido un escenario.

"Y a ver cuándo tiras esas zapatillas", apostilló. "¿Qué pasa, que también se me ve el pito?", disparé. Lo hice para mis adentros, pero cualquier día se lo largo para que se entere, ya verás.

En esas fantasías de empoderamiento andaba cuando me bajó de la nube de un cogotazo. "Andando". Oye, cuando me quise dar cuenta me llevaba de la oreja a la tienda de confecciones para caballero.

Ahí no sé lo que me pasó, pero me entró un arrebato de dignidad. No iba a ponerlo tan fácil. Por supuesto que no. Pensé en los más grandes. En Gandhi. ¡Gandhi! ¿Que haría Ghandi?, me pregunté. Decir que no, claro, resistencia pasiva y tal. Plantarse con su túnica ante quien fuera necesario. ¿Dónde está Gandhi? Muerto. Hala, al probador.

A la media hora comprobé que me había convertido en un Nenuco, así que me dejé hacer. Hasta que llegó el gran momento. "Espera, que tengo que mirar una cosa para mí":

- ¿Me hace gorda?
- No, cari, estás delgadísima.
- No me has mirado.
- Es que has adelgazado tanto que casi no se te ve.
- Sí, me hace gorda. ¿Y esto?
- Te queda guay y hay que ver qué poco espacio ocupas.
- ¿Seguro?
- Más que seguro. Oye, te has quedado en los huesos.
- No, no me queda bien.
(bis)
(rebis)

Llegó un momento en que me nublé. Compréndeme, después de cincuenta y siete sinónimos de esbeltez, me había quedado seco: "Igual eso no te queda del todo bien". Madre mía del amor hermoso. Me clavó una mirada de las que te hacen perder un metro, me sacó de la tienda a collejas y, palabrita del niño Jesús, me soltó: "Anda, hijo, que no sé ni pa qué te traigo".



La de arriba viene de parte de La Dirección. Magnífica, como siempre. La de abajo se la manda el Juanma. Tiene una letra que no se la salta un gitano. Mil gracias, mozos:



Besos a tutiplén.

P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.D.: ¡Más besos, leñe!

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