viernes, 5 de julio de 2013

Crisis de la mediana edad

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

Estate quieto Julián
no me toques el refajo
si te quieres divertir
mete la mano debajo

El Rufo* se ha puesto un pendiente. Le iba a decir algo, pero le ha sonado su teléfono 4G y ha estado hablando durante una hora y media antes de irse al gimnasio. Me ha dejado descolocado hasta que he hablado con La María. "Pues claro, mendrugo", me ha contestado. "¿Cuántos años tiene?". "Siete". "¿Siete por siete?". "Cuarenta y siete", le he dicho como un relámpago. Si llega a ser una mariposa me paso el día multiplicando, sí.

En fin, se conoce que se habla con una perra tres años más joven que él y ha perdido el oremus. Ayer estaba mirando una revista de coches. "¿Qué te parece este cabriolé?", me preguntó, porque él es muy siglo XIX hasta cuando se pone frivolón. "Que ya no tienes cuatro años, eso me parece". La que montó, tú.

Que si qué sabría, que así me iba, que lo que me pasaba es que siempre había sido un burgués, que jamás había arriesgado y que cuánto hacía que no pensaba por mí mismo. "La experiencia vital ha de ser una revolución permanente", me largó, arrimando a Trotsky a su sardina.

Rufo, tras leer el primer párrafo de 'El capital'.

Ojiplático estaba, cuando le oí cerrar su discurso con un "la posibilidad de realizar un sueño es lo que hace la vida interesante". Ah, mangarrián, esa no me la ibas a colar: "Oye, tron, mucho ladrar como si escribieras en mármol, pero bien que lees a Coelho". Ahí sí que se puso rojo de verdad. Había tirado a bulto, pero es que la posibilidad de que una frase con las palabras "sueño" y "alcanzar", "perseguir" o "realizar" sea de Paulo siempre tiende a uno.

Total, que ya lo tenía contra las cuerdas y le iba a soltar que el otro día le pillé escuchando a Luis Miguel cuando llegó La María. "¿Quieres dejar al pobre Rufo tranquilo de una vez?". "Pe-pe-pero si ha empezado él". "Me da igual quién haya empezado, que te estés quieto te digo". "¿Por qué a él no le regañas nunca?". La mirada que me echó se le debe haber clavado a un maorí. Ni repliqué. Me fui del tirón al cojincico de la esquina. El Rufo es ahora el que duerme en el sofá. Las noches que pasa en casa.

* Rufo es un perro que tenemos en acogida temporal. Si te gustan los animalicos con una sólida formación, los tratas con cariño y quieres quedarte con él, hazlo saber.





P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.D.: ¡Más besos, leñe!

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