viernes, 26 de noviembre de 2010

Ignorancia enciclopédica

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

Para empezar a cantar
hemos de pedir licencia
que si no nos llamarán
cantadores sin vergüenza.(*)

Me he pasado toda una vida sin saber dónde estaba el mar de Alborán. No me enorgullecece, pero era una carencia con la que podía vivir. Sabía, eso sí, que en ese terreno ignoto se alternaban las marejadillas con las mares arboladas y que siempre soplaban vientos de Poniente. En casa es que nos mandaban callar cuando aparecía el hombre del tiempo.
Esta mañana me he enterado que este mar es el que refresca la costa granadina. ¿Te imaginas preguntarle a un santanderino por el Sardinero y que te diga "no sé, pero sí que me suena"? Pues a ver si adivinas dónde he nacido. Espera, que hay más.
Ya mocetón, Padre nos llevó a mi hermano y a mí a Granada. Paseo por el Albaycín, cuesta que te cuesta, llegamos al mirador de San Nicolás. La vista que hay desde allí, por si no has estado, es ésta:


Ahí estoy yo, emocionado, en Granada, mi tierra, ante uno de los edificios más impresionantes del mundo. Saboreo el momento, porque no es para menos, pero quiero compartir mi admiración, así que me vuelvo a Padre. Modulo la voz y, en un tono lo suficientemente alto para que me oigan los trescientos turistas que hay en nuestro mismo metro cuadrado, le pregunto: "¿Qué es ese edificio tan chulo?". No ha vuelto a ser el mismo. Espero que lo haya superado, porque he alcanzado cotas más altas, aunque no las voy a contar ahora.
La edad me hace tener estas digresiones, porque había venido aquí a hablar del tiempo. Lo que pasa es que me he perdido en las aguas de Alborán. Quería contar que viene una ola de frío polar. Para los que sois de la EGB lo aclaro: es lo que antes se llamaba "frío del carajo" en Andalucía y "fresco" en Burgos. Me he puesto a pensar en ti, en lo que se avecinaba, y me has dado penica. Entonces me he dicho: "Ni hablar del peluquín". Así que te he traído esto para que entres en calor:





Besos a tutiplén.

P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.D.: ¡Más besos, leñe!

viernes, 19 de noviembre de 2010

Éxodo

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

Volveré a la montaña alguna vez
y le pegaré un tiro cuando vuelva
y le pegaré un tiro y le pegaré un tiro
y le pegaré un tiro cuando vuelva. (*)

Moisés tenía unos prontos tremendos. El hombre estaba atravesando el desierto con su pueblo camino de la tierra prometida cuando decidió hacer un alto en el camino. "Este es buen sitio para descansar un rato, esperadme aquí que enseguida vuelvo", dijo. Y empezó a subir el monte Sinaí ante la atónita mirada de la comitiva. Cuarenta días tardó en volver.
Sabedor como eres de la naturaleza humana, no te extrañará descubrir que el campamento, en su ausencia, se dio un tanto a la vida licenciosa. "¿Tenéis cartas?". Sin respuesta. "¿Whisky?". Más de lo mismo. "¿Carbohidratos, alguien ha traído carbohidratos?". Niet. No es fácil ser disoluto en un mar de arena. "Oye, ¿y si fundimos todo el oro que tenemos, le damos forma de becerro y lo adoramos?". Las miraditas fueron de órdago pero, como tampoco tenían mucho que hacer, se pusieron a la faena. 
En esto que vuelve Moisés, con los Diez Mandamientos bajo el brazo, y se encuentra este tinglado. Hecho un basilisco, tira las tablas de la ley y, desatado, monta "El Gran Pitote". Se han perdido los detalles del acontecimiento, pero sabemos que estuvo bien surtido de gritos, destrozos y noesloqueparece diversos. El caso es que entre esto, abrir las aguas del Mar Rojo, lluvias de maná, persecuciones y muertes modo Antiguo Testamento pasaron cuarenta años hasta que llegaron a su parcela.
Carámbolas del destino, el contratista que está reformándonos el nidito también se llama Moisés. Como el patriarca, este señor también nos está bendiciendo con una larga peregrinación. La María y un servidor, acogidos por los amigos, seguimos sin encontrar oro para fundir un becerro, así que hemos optado por darle al frasco. La tita Maca ha cumplido con creces, pero nuestra misión no es sólo beber, tenemos que multiplicarnos. Por eso ahora hemos adoptado una familia completa: la titos Marta y Luis y el primo Nico. Entre la una y los otros nos han tenido, y nos tienen, a cuerpo de rey. ¿Tú crees que merece la pena regresar a la casa prometida?





Besos a tutiplén.

P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.D.: ¡Más besos, leñe!

viernes, 12 de noviembre de 2010

Más allá del valor

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

Si quieres ver lotería
bájame los pantalones
y verás salir el gordo
con dos aproximaciones

El caballo de Espartero es bien conocido por el volumen de sus testículos. El buen animal ha pasado a la historia por una estatua que adorna la calle de Alcalá, en Madrid, y que ha dado lugar a un solemne comentario: "Tienes más huevos que el caballo de Espartero". Una vez que te dicen esto, todo lo demás sobra. Es algo parecido a que te hagan hijo honorífico de la ciudad, al menos en la meseta. Si te parece algo basto, tendrías que ver como llaman por la capital al final de la espalda.



Una vez dicho esto, aquí viene otra vez la ciencia a poner las cosas en su sitio. Para gónadas, las de los saltamontes. Como lo oyes. Tres investigadores de la Universidad de Derby, tres, han dedicado el veranito a tocarle las criadillas a estos bichitos.
El resultado lo han publicado en Biology Letters (aunque yo lo he visto aquí, todo sea dicho) y ha sido revelador: el caballo de Espartero es un bluf. El 'platycleis affinis' sí que da la talla. Nada menos que el 14% de su peso corporal corresponde a sus atributos sexuales. Ve a pesarte ahora mismo y divide por seis para que te hagas una idea. Michelín más o menos, te podría rondar la pareja a unos diez o doce kilitos. Guárdate pues tu arrogancia mamífera, so intelectual. Eso sí: ¿te imaginas los sudores fríos de nuestro amigo cada vez que tenga que saltar una zarza?





Besos a tutiplén.

P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.D.: La Pili acaba de dar a luz a Lola. Pensaba escribir sobre ellas, pero me iba a poner demasiado sentimental. Hoy todos los besos son para vosotras, que lo sepáis.
P.P.P.D.: ¡Más besos, leñe!

viernes, 5 de noviembre de 2010

Deseos

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

Tienes la cara, mañica,
como los "malacatones"
regordeta, colorada
y con una pelusica. (*)

Te voy a abrir mi corazón: nunca quise ser un reputado blogger. Entiéndeme, no es que desprecie el campo de polo que he podido construirme en el patio trasero de casa. Tampoco minimizo la importancia de disponer, por fin, de un personal de servicio suficiente y adecuado: ¿tan difícil es almidonar un cuello? ¡Por favor! Todo eso, reconozco, es agradable, pero, como a Sleepy Hollow, me falta algo.
La alta literatura da prestigio y ver las salas donde discurseo llenas de mocicas jóvenes arrobadas me proporciona cierto placer difuso, mas mi ego no se aplaca con cariñitos. Es una fiera salvaje y, como tal, necesita al menos quinientas una toallas blancas del mejor paño y un bol de M&M donde no haya ninguno amarillo. ¿Tú crees que puedo conseguir eso desde aquí? ¡Ja!
Yo quiero ser estrella del rock. Pisar los escenarios de medio mundo y oir a las masas enfervorizadas contestar a mis requerimientos. ¿Te crees tú que me voy a poner en plan Franco Battiato o Leonard Cohen? Tururú, pajarito. Lo mío va a ser en plan: "¡Buenas noches, Vladivostok!". Y el público: "¡Ueeeeeeeeh!". "Parece que refresca, ¿no?". "¡Ueeeeeeeh!". "Ya lo echaremos de menos en verano". "¡Ueeeeeeeeeh!". Lo tengo todo preparado, como ves. A ver, ¿dónde está mi Perrier y mi cesta de fruta fresca?





Besos a tutiplén.

P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.D.: ¡Más besos, leñe!
 
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