jueves, 17 de diciembre de 2009

Zampabollos

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

En el portal de Belén
hay un hombre haciendo gachas
con la cuchara en la mano
repartiendo a las muchachas

Sois de los que coméis con las manos, ¿verdad? Se os nota. Eso y que cuando tenéis una boda zampáis poco al mediodía para que compense. Si os conoceré yo. Ahora que este fin de semana están encargando las hormas de vuestros zapatos y os las traen después de Reyes, que no aprendéis. Sabéis que vais a terminar la fiesta pidiendo cuartel, que rogaréis porque no os pongan otro poco de cordero, que no querréis oler un espirituoso ni en pintura y que, como os descuidéis, la viuda va a ser vuestra señora y no un turrón.
Algunos ya habréis quedado con la gente del trabajo, con las amistades o con la vecina del quinto. O el vecino. O ambos dos. Repartid, repartid ese cariño que os sale a borbotones. No tenéis vicio ni ná.
Hoy se dejan caer por Madrid los titos de Londres, a los que quizá recordaréis porque aparecen por aquí como si fueran accionistas de blogger. Cada vez que vienen estás deseando que se vayan, aunque no se lo dices porque son muy sensibles y esas cosas se las toman a mal. Entendedlo, no es por vosotros, es por nosotros.
Resulta que son ese personaje de teleserie del que siempre se habla porque cuando llega la lía. Lo que pasa que en las teleseries nunca sabes donde van a acabar y en la realidad real siempre termina en resaca. Una vez más, no es por vosotros, es por nosotros. Se os quiere igual, sólo que a ratos.
Bueno, como cada uno tendréis vuestros planes, espero que os lo paséis todos muy bien, que seáis felices y comáis perdices. Y lo que se tercie, como el marisco bueno. La paz y el amor se sienten más con la panza llena. ¡Feliz Navidad!



Y, ahora, la extraordinaria recomendación del tito Andrés:



Besos a tutiplén.

P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.D.: A los amigotes y amigotas de los berberechos: lo de mañana sigue en pie, ¿no?
P.P.P.D.: A los amigotes y amigotas de Sevilla, Jaén y Barcelona: a ver si nos vemos pronto, que se os echa de menos.
P.P.P.P.: A los del resto del mundo, también, que estáis muy repartíos, gensanta.
P.P.D.: ¡Más besos, leñe!

jueves, 10 de diciembre de 2009

Toque de atención

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

Olé, ya está aquí el tío
el espejo no puede mentir
tiene que ser verdad
lo que estoy viendo ahí. (*)

La Dirección ha dado un puñetazo en la mesa. A ver qué son esas tonterías que están sonando por aquí en los últimos tiempos, que se ha descuidado este blog y se habla mucho de paparruchas, viene a decir sin decirlo. Por eso, ayer decidió mandar una pequeña muestra de música selecta y saturar el correo electrónico. Sólo le faltó poner "Alargue su pene" en el asunto del mensaje. Como lo importante es el grosor, eso sí, ni siquiera lo hubiera abierto, que no me llega para dos operaciones.
La cuestión es que iba a acatar, obediente y sin rechistar, como adolescente que quiere ir a un concierto. Un adolescente de los de antes, se entiende. Ocurre que al hilo de ese pensamiento me he dicho: "¿no sería más propio aplicar aquello de qué buen vasallo si hubiera buen señor?". Al fin y al cabo, el Cid era, por lo menos, tan dialogante como un adolescente. Después de explicarle por qué no va a ir al concierto.
No sé qué pensaréis, pero ahí tenemos un hermoso y profundo debate. Como esto no es un artículo de Antonio Gala ni el blog de Sánchez Dragó, es inutil pretender tanto lo primero como lo segundo. Como juez y parte debo, en consecuencia, resolver. Y resuelvo que tanto la coplilla del principio como el bonus track del final sean de La Dirección. Lo de en medio, que cualquier estudiante de comunicación o escritor de discursos políticos te confirmará que es filfa, queda a mi libre albedrío. Como un adolescente. De los de ahora, se entiende.





Bonus track:



Besos a tutiplén.

P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.D.: ¡Más besos, leñe!

jueves, 3 de diciembre de 2009

Echaos p'alante

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

Te comiste los pimientos
y ahora te pican los labios
cómo quieres que te quiera
si no te llamas Rosario

Si algún día se quema la biblioteca de tu pueblo, ayuda a salvar a los bibliotecarios. Después, saca los libros de Enric González. Y luego déjalo ya, criatura, que te vas a quemar. Hace años, Enric decidió que se largaba a Londres, "a vivir del aire". Una llamada de la dirección, la del periódico, no la de este blog, le dijo que sí, que bueno, pero que mejor se iba de corresponsal. De allí fue saltando a otros lugares. En "Historias de Nueva York" cuenta la de Antonio Palmo.
Palmo fue un inmigrante italiano que llegó a Estados Unidos como hay que llegar, en barco y con una mano detrás y otra delante. Montó un restaurante y alguna cosilla más y se hizo rico. Ya os lo imaginábais, ¿verdad?. Lo que le gustaba era la ópera y, como no había ningún teatro para la cosa, montó él uno. El primero de Nueva York. Se arruinó, claro, vaya cuento si no, y terminó sus días como cocinero. Después le hicieron una estatua o algo.
Casanova se ganó fama de tratar bien a sus amantes. Lo cuenta él en sus memorias, que algún sesgo ya tendrán, pero va a servir. Aunque sea un poco como pedirle a Polansky un informe sobre consentimiento de menores. Hazte el cuadro, en el bar, con los amigotes:
- "Chacho, ayer, tres. Sin periodo refractario".
- "Y luego otros tres, ¿no?".
- "No quería decirlo yo, pero ya que sacas el tema...".
La cuestión es que, siempre según las mismas fuentes, las pretendía, las seducía y luego las arrejuntaba con algún señor de posibles. Y añaden los estudiosos que, a diferencia de Don Juan, las quería. Pos vale. Escribió "Historia de mi vida" porque estaba viejo y aburrido. Tres mil páginas tiene, que ya cabe amor ahí.
El tipo gasta menos vergüenza que una perra en el jigo, con perdón. La expresión es del Chaves, así que hablad con él. El domingo, a las cinco de la tarde, no se te ocurra pedirle una cerveza. Es el camarero, sí, pero porque de algo hay que vivir. Como ser, ser, es más artista. A las cinco, digo, agarra el micrófono Fisher Price, pincha el CD de Abba y, sobre la música, se pone a cantar. No una canción o dos, no, que eso sería casi una broma. Una hora se pasa. Y monta un espectáculo con diálogos, gritos, reproches y demás perejiles. Imagínate que Pimpinela se meten juntos en la máquina de "La Mosca" y lo irás pillando. Cuando termina el show, sale del bar y aquí paz y después gloria. Si queréis ir al tugurio, está en Madrid, en la calle Santa Ana, donde antes estaba el "Zé". Ahora se llama "Pasión".





Besos a tutiplén.

P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.D.: ¡Más besos, leñe!

Actualización: María, ahora que ya te he puesto la coplilla del Iggy Pop, ¿puedes tararear otra cosa? Siempre desde el cariño, el respeto y la profunda admiración.
 
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