Rollo Zen

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

Yo vengo de la isla
De la isla del Japón
De fumarme cuatro porros
Que mi novia me invitó

El Andrés y la Endur viven en un palacete en Londres. Que lo sepáis. Quién nos lo iba a decir. Entras en su casa y te dan ganas de ponerte un monóculo. Y dejarlo caer muy british tú al ver la de vituallas que caben en una nevera, pero eso no entra en el orden del día. Te plantas allí, a costrearles casa unos días, y encima te sonríen. Que los ves y dices, pobrecitos, esa cara debieron poner los troyanos. Grandes anfitriones estas criaturas. Gracias mil.
Y mientras que la María y yo estábamos por esos andurriales, el Pepe y la Toni no han perdido el tiempo y le han ido dando forma a un retoño. O retoña, claro. Ahora es que se ha puesto muy de moda procrear. Pues nada, mozalbetes, enhorabuena. A ver a quién le toca la próxima semana.
¿Y lo del rollo zen a qué viene? A que llevo una semana que haría que los arameos se taparan los oídos. Pero el viernes no respeta nada. Ni la María. Ni los amiguetes. Ni estas coplillas:





Y se me ha pasado todo. ¿No es ‘cool’ ser japonés?

Besos a tutiplén.

P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.D.: ¡Más besos, leñe!