Venganza

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

Si vas a Calatayud
pregunta por la vecina
que hace igual que la Dolores
y además te da propina (*)

Cada uno tiene sus maneras de ligar. Me han contado de uno que entró diciendo: "¿A ti qué te parece lo del fletán negro?". Y se refería de verdad al fletán, que es un pez que vive por Canadá y que casi nos cuesta un disgusto. Ni te suena, ¿verdad? Cuando uno ha pescado con arpón de sílex se le amontonan los recuerdos, pero otro día los cuento, si eso. Al del fletán le salió de perilla, por cierto.
Siempre hay quien va un paso más allá. Hace unas semanas, en una fiesta, a una moza se le cayó el móvil al váter. No, no es una historia de príncipes azules, no.
Ahí tenemos a la zagala llorando sus penas por la barra. Padezco una aguda sordera selectiva, así que seguí con mis cosas. Entonces apareció el héroe: "No te preocupes, muñeca". Hasta el codo metió el brazo. ¡Jesús!, en lo que ha quedado lo de matar dragones.
El puesto de observación era igualito que los de Franco cuando iba a cazar: no perdí detalle. Al parecer, lavarse las manos ya no sumaba puntos. Y estoy hablando del servicio de un bar, recuerda. Con la muchacha, te imaginarás, tampoco es que triunfara. Me reí, como buen malvado, de los dos mojones que se comió.
Ríe, ríe, pensaría el otro. Las horas pasaban alegres y ya no quedaba casi nadie. Apenas un par de grupos, casi sin efectivos. Tocaba retirada. ¿De dónde salió el tipo? Plantado delante de mí, a pie firme, tendiéndome la misma mano: "Ha sido un placer". La venganza es un plato que se toma frío.





Besos a tutiplén.

P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.D.: ¡Más besos, leñe!