viernes, 7 de mayo de 2010

Viajes

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

En un pueblo italiano
al pie de la montaña
vive nuestro amigo Marco
en una humilde morada

"Se buscan hombres para viaje peligroso. Salario bajo, frío agudo, largos meses en la más completa oscuridad, peligro constante y escasas posibilidades de regresar con vida. Honores y reconocimiento en caso de éxito". Como para apuntarse, ¿no? Pues respondieron cinco mil. ¿Cuál sería la tasa de paro a principios del siglo XX?
El anuncio lo puso un tal Shackleton porque le hacía ilusión darse un garbeo a pie por la Antártida. Imagínate a su madre metiéndole pasamontañas en la maleta.
La excursión, la verdad, se torció un poco antes de llegar a término y se quedaron encallados en un descampado de hielo sin poder ir ni palante ni patrás. "¿Y ahora qué?", soltó un listo. ¡Qué cuadro, criaturas! Los unos mirando al suelo, los otros silbando. ¿Vosotros es que no leisteis el anuncio? El capitán estuvo rápido: "Relajarse, que os llevo yo de vuelta a casa como que me llamo Albert". Ah, bueno, me quedo mucho más tranquilo, E-r-n-e-s-t. Tardaron veinte meses, pero regresaron todos.
La Dirección y el Pedro me habían contado la historia, cada uno por su lado. Ayer, la María me regaló el libro en edición bonita, bonita. "Atrapados en el hielo", se llama.
Ahora viene un salto de los que hacen que el tito Andrés se pierda, que me lo dijo el otro día. Tito, que voy a hablar de otra cosa que tiene relación, aunque no lo parezca. Ya he acabado con el Polo Sur, sí. Tita Endur, échale una mano si ves que se le hace muy cuesta arriba, anda. Ahí voy.
Roma debe estar bien, ¿no? Has estado, claro. Y en Praga y en Amsterdam, faltaría más. Cuánto daño ha hecho el low cost. Por eso he empezado por la Antártida, para rebajarte los humos. "Historias de Roma" es lo último que ha publicado Enric González. No me voy a extender: si este señor escribiera en latín lo estudiarían en el colegio.
¿Tú también eres de sofá? ¿Con cervecita y lata de mejillones? Ya sabía yo. La carne, al punto y la pasta, al dente, ¿a qué sí? Qué necesidad habrá de pasar miserias. Este fin de semana me voy de la Antártida a Roma sin escalas ni retrasos. ¿Te apuntas? No hay como viajar para conocer mundo.





Besos a tutiplén.

P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.D.: ¡Más besos, leñe!

2 comentarios:

avecestampoco dijo...

Lo mejor de todo es que el pobre hombre regresó años después a la Antartida a una segunda intentona, y al bajar a puerto le dio un infarto y allí se quedó el buen hombre...

Er Alberto dijo...

A ése lo que le pasaba es que no quería trabajar.

Un abrazo.

 
Personal Blogs - Blog Rankings