viernes, 18 de enero de 2013

Cuescos

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

Una vieja se comió
veinte kilos de judías
y a la noche parecía
un cañón de artillería

El cuesco silencioso es el más peligroso. Hará de esto unos dos o tres años, en un bar de la paradisíaca costa murciana. Igual te lo he contado ya (cof, cof, gargaj.) y, si no, seguro que te imaginas aquello: surfistas, cocoteros, jet set y huertanas ligericas de atuendo. Lo predecible.

Los titos y La María habíamos pasado el día, como solemos, departiendo sobre filosofía helenística y decidimos continuar la charla en una disco-bodega. Como estaba aquello de juventud, tú. Ni que regalaran alpargatas.

Dos mozas jóvenes, apretaícas, se interponían entre mi menda lerenda y su cubalibre. ¿Sabes lo que marca la diferencia entre el éxito y el fracaso? Yo tampoco, pero estoy por decir que un silencio espeso. Chacho, ¿has echao alguna vez una gota de Fairy en una sartén con grasa? El otro día volví y se ha quedado el rodal.

La vida pasa y a veces pierde uno el control. Por mero divertimento, sin necesidad, te emborrachas de gloria. La visita no era más trascendente. Un grupo de amigos fingiendo hacer actividades culturales.

Las cuevas de El Soplao tienen más años que un gallo con espolones, hace un frío de temblores y están abarrotás de pinchos de piedra colgando del techo. La parte final del recorrido la reservan para la joya de la corona: la sala de la Ópera. El nombre le viene porque es muy coqueta, los pinchos esos parecen tubos de órgano y la acústica es fetén. Sublime aquello, tú. Como la fabada que nos habíamos apretado a mediodía.

Una advertencia: los abrigos largos, en este caso, no funcionan como las mantas. Estoy por ofrecerme a la Comunidad de Madrid como unidad especial antidisturbios, mira lo que te digo.

Todo este tiempo de secreto bien guardado, como losa de mármol me pesaba. Hasta que me he topado con Quevedo, haciendo elogio de las múltiples descargas. ¿No serás, me he cuestionado, tan necio, ignorante, pazguato, de querer enmendarle la plana a tan noble literato?. Olvídome pues del recato y que a la luz pública dé risas, no quebrantos.

La voz del ojo, que llamamos pedo
(ruiseñor de los putos), detenida,
da muerte a la salud más presumida,
y el propio preste Juan le tiene miedo.

Mas pronunciada con el labio acedo
y con pujo sonoro despedida,
con pullas y con risa da la vida,
y con puf y con asco siendo quedo.

Cágome en el blasón de los monarcas
que se precian, cercados de tudescos,
de dar la vida y dispensar las Parcas.

Pues en el tribunal de su gregüescos,
con aflojar y comprimir las arcas,
cualquier culo lo hace con dos cuescos.




La Fátima se ha mandado la coplilla de arriba. Querida, siento que el tema del post de hoy no haga justicia al pedazo de tema, pero así hace más contraste. Gracias mil.



Besos a tutiplén.

P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.D.: ¡Más besos, leñe!

4 comentarios:

Fátima dijo...

Pues eso, un "pedazo".

Er Alberto dijo...

No puedo añadir nada a eso, Fátima. Plas, plas, plas.

Endur dijo...

Pecador de la praderarrrrrrr!!!Ya decía yo que la nube verde que inundó la cueva me resultó desagradablemente familiar...

La Direccion dijo...

Sublime, sabroso, consustancial...
Hoy me marco uno a su salud... un temita, vamos.

 
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