viernes, 17 de mayo de 2013

Mejoras

Queridos queridísimos y queridas queridísimas,

Veinticinco mujeres,
cincuenta tetas.
Si las cuentas tres veces,
ciento cincuenta. (*)

Un altar tenían que ponerle al tipo que le echó sal a la mantequilla. Hay gente así, que trabaja sobre algo extraordinario hasta convertirlo en insuperable. Cada bocado es una ruleta rusa de bypass, de acuerdo, pero ¿no te gusta pasearte por el lado salvaje de la vida?

Estamos subidos a hombros de gigantes y a cada paso vamos mejorando la generación anterior. Dejando a un lado, claro, que los jóvenes de ahora no son cómo los de antes, que se pasan la vida jugando a la play, que a saber qué les enseñan en el colegio y que los tomates ya no saben a tomates. Aparte de eso, cof, cof, si tienes dudas sobre el progreso, déjame decirte solo tres cosas: gorra con ventilador,guardamonedas con correa para bañarte en la playa y baticao.

Igual te lo puedes tomar a chufla, pero si haces una lista de cosas que te han hecho la vida más fácil, o más feliz, dime si ibas a situar por encima de esas la teoría de la relatividad o el descubrimiento de la doble hélice del ADN. Pues eso, que a ver si empezamos a poner a cada uno donde le corresponde.

El lugar de la mantequilla con sal, sin duda, tendría que estar entre los cinco primeros. Si tienes en cuenta que la mantequilla a secas se colocará en torno al cincuenta, el salto es de aúpa. Lo sorprendente, en cualquier caso, es cuando el número uno encuentra a la pareja perfecta y su potencial salta a la estratosfera. Entonces se vuelve inalcanzable. Como Juan con Junior o Lance Amstrong con la EPO.

El otro día volvió. Como cada año, como las golondrinas de Bécquer, como la canción de Gardel. Después de seis meses, se abrieron los cielos y apareció. Ahí estaba. Radiante, hermoso, victorioso. El tirante. Qué visión. ¡Ah, pero si solo hubiera sido eso! No era un tirante cualquiera, no, era un tirante en bicicleta. ¡Oh, maravilla de las maravillas echarle sal a la mantequilla! Y ahí, cuando piensas que la vida no te puede dar nada más, justo en ese momento, la calle se empezó a inclinar.

Nota: La María, de verdad que no dejé de pensar en ti ni por un momento. De todas maneras, ya si eso voy preparando la sabanas por el sofá. O casi mejor ahueco el felpudo, ¿no?



¿Acaso no huele a verano?



Besos a tutiplén.

P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.D.: ¡Más besos, leñe!

No hay comentarios:

 
Personal Blogs - Blog Rankings