viernes, 25 de junio de 2010

Remedios caseros

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

¡Oh vino que tanto alegras
y llenas todos los bares!
nacido en las verdes hojas
y pisado en los lagares. (*)

Gregorio Pacioli lo pasaba fatal. Una vida dedicada a esculpir madonnas en Venecia, rodeado de belleza y, aún así, algo fallaba. Años llevaba buscando solución y no había forma. El bloqueo era crónico, irremediable. ¿Has pasado por la M-30 en hora punta? Así era su tránsito intestinal.
La M-30 madrileña, para los que habéis viajado poco, es como el Paseo de la Estación en Jaén. ¿Eres de los otros, de los que este verano te vas a Vietnam? Pues que sepas que en Jaén hace el mismo calor, pero con menos mosquitos. Y las tapas, ni punto de comparación.
Señor, que se me va el santo al cielo, ¿por dónde iba? Alguien le dijo a Pacioli que lo bueno de verdad para lo suyo eran las uvas. Y decidió probar en versión jarabe. Seis botellas al día se trasegaba. Oye, como un reloj. No volvió a hacer ni una madonna y así estuvo hasta que estiró la pata, doce años después, gastándose el adelanto que el Senado le había dado por un buen puñado de estatuas.
La anécdota la cuenta Leonardo en sus "Notas de cocina". Leñe, pues claro que es Da Vinci. ¿Tú te lo imaginas con un mandil preparando gazpacho? Pues espera, que hay consejos para el ama de casa.
El agua de hervir col, por ejemplo, no la tires. Es muy buena para quitar esa mancha de sangre en el mantel, tú que eres muy de asesinar sin orden ni concierto. Seguro que ésta no se la sabía el Txumari Afaro.
La guía es muy completa. Recuerda mucho al "Mía" y hasta trae recomendaciones de comportamiento para los invitados. No hacia ellos, no, para ellos. Tu madre te hacía lavarte las manos antes de sentarte a comer, ¿verdad? Si ve esto le da un jamacuco:
"No ha de poner trozos de su propia comida de aspecto desagradable o a medio masticar sobre el plato de sus vecinos; no ha de escupir frente a él (mi señor), ni tampoco de lado; no ha de hacer insinuaciones impúdicas a los pajes de mi señor ni juguetear con sus cuerpos; no ha de golpear a los sirvientes (a menos que sea en defensa propia) (…)".
El Codex Romanoff, que dio pie a estas "Notas de cocina", se descubrió en 1981. Apareció mecanografiado por un tal Pascuale Pisapia que decía haberlo copiado del manuscrito original, que estaría en el Museo del Ermitage, de Leningrado. Shelag y Jonathan Routh encontraron las cuartillas y decidieron publicarlas. En el museo dicen que por allí no tienen nada, pero que están esperando que les entre esta semana.
La trayectoria gamberra de Mr. Rough tampoco es que sea la de Sánchez-Albornoz, bien es cierto, pero, ¿qué son esas minucias? Como acostumbraba a decir el propio Da Vinci: se non è vero è ben trovato.





Besos a tutiplén.

P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.P.D.: ¡Más besos, leñe!

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