viernes, 16 de julio de 2010

Chatear x chatear

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

Mocita, por tus amores
me cobraste cinco reales
mocita, no seas tan cara
yo puse los materiales (*)

Los ludistas estaban de uñas. Con Inglaterra inundada de maquinaria industrial, los obreros veían escasear su trabajo. Pensaban, claro, que un cacharro que trabajaba por cuatro, o por diez, mandaba a diez mozos al paro. Si añoráis los viejos tiempos, echadle un ojo a los subsidios de desempleo de principios del XX.
Estos jóvenes alocados se disolvieron pronto, sí, y la tecnología avanzó imparable: radio, teléfono, televisión y ¡el ordenador! Ni me acuerdo ya de lo que hacíamos antes los jóvenes para ver pornografía. Creo que juntábamos unos denarios entre unos cuantos y luego nos pasábamos los mármoles, pero no me hagas mucho caso. Ni siquiera me viene a la memoria cómo se pronunciaba el punto y coma ;-)
El siglo XX trajo, además, el método científico. Experimentacion, comprobación, falsabilidad y bla, bla, bla. Si añoráis los viejos tiempos, echadle un ojo a los serruchos con los que curaban antes las enfermedades. O a las pócimas.
A medio camino entre el método ciéntifico y esos brebajes está la fermentación del vino. No el de ahora, con sus cubas de acero y sus controles sanitarios, no. El que se bebían los abuelos Tomás y Estebán. Eran de Murcia y allí se bebe Jumilla. Aguardientes hay que dejan menos resaca.
Ese tintorro tenía una producción sencilla. De la uva salía el mosto y a esperar que fermentara. A veces, el proceso no arrancaba. Sabéis aquello de que el vino es un organismo vivo, ¿no? Pues para echar un cable, había quien le añadía unos perritos muertos. El que dice perros, dice ratas, o gallinas. Lo que tuviera a mano. Cuerpos inertes de vecinos también eran bienvenidos. La materia orgánica le daba un empujón al proceso.
Leyenda urbana o cosas de Luca, que me lo contó el otro día, dejo la interpretación a tu criterio. Todo puede ser. Ahora visualiza los pies de los labriegos que pisaban la uva y dime qué te parece mejor.
Tomás y Esteban, como tantos otros, fueron unos adelantados a su tiempo. Cuando Sillicon Valley era una pradera para cazar indios ellos ya andaban trasegando el vino de las tabernas. Tecnología sin cables, vino tras vino, conectaban rápido. No hay como chatear para conocer gente.





P.D.: Besos a tutiplén.
P.P.D.: Va por vuestros abuelos. Y por los míos, leñe.
P.P.P.D.: Por cierto, las canciones de las últimas tres semanas han salido de aquí.
P.P.P.P.D.: ¡Más besos, leñe!

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