viernes, 8 de octubre de 2010

Canciones infantiles

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

Sirven para ahuyentar
las tristezas y los males
estas simpatiquísimas
canciones populares

Las nanas, como bien sabéis, son canciones isométricas e isorrítmicas. Estos ritmos, apunto por si alguien tuviera una laguna en este tema, pueden ser binarios, ternarios o de compás libre. Los dos primeros no tengo ni idea de qué son. El tercero supongo que es que te ha salido mal y dices que a ti te gusta así. Una vez las cartas sobre la mesa, te explico.
Hoy, en verdad, tocaba Diógenes, que sé que es uno de vuestros filósofos de cabecera. En concreto, su visita a un potentado de la época. Hasta yo, que era bastante joven por entonces, sabía que Diógenes era un prenda. Los sirvientes, curándose en salud, se lo habían dejado bien clarito: "Aquí nada de escupir en el suelo, ¿eh?, que nos conocemos todos". Obediente y bien mandado que era, conforme le recibió el señor de la casa le plantó un gargajo en la cara. "No he encontrado lugar más sucio", le comentó de pasada para rebajar la tensión. Ni siquiera se lavó las manos antes de comer.
Diógenes, digo, iba a ser el tema de hoy. Paletadas de anécdotas tiene el zagal. Lo que ocurre es que Sergio se ha colado por en medio como un delantero ratonero. Esta mañana, bien temprano, tenía un mensaje suyo. Sin palabras, sólo con un enlace. Una canción isométrica, isomórfica. Una canción hecha a medida para lectores sutiles, educados, que aprecian los matices. Como tú.



No, no era la de arriba, no.



Besos a tutiplén.

P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrea!
P.P.D.: ¡Más besos, leñe!

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