viernes, 25 de noviembre de 2011

Compromiso

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

Desde que te vi persignarte,
mis ojos fueron testigos.
Quién te pudiera besar
donde dices enemigos (*)

Los centros de poder son muy de metáforas. Tú vas a un congreso de gente importante y todo son imágenes y parábolas, así como muy abstracto. Me refiero a aquellas en que dejan entrar a los pelanas, no al Club Bildeberg ni al escondite del Dr. No. Debe ser para que no les pidan cuartos.

Una de esas imágenes que gusta mucho es la que explica los matices entre implicación y compromiso en una empresa. Un segundo, que me pongo el traje de las palabras definitivas: "¿Sabéis -dice el ponente de turno- la diferencia entre ambas?". Pausa dramática. "Cuando desayunas, por ejemplo, unos huevos fritos con bacon -continúa-, la gallina está implicada; el cerdo está comprometido". El auditorio plas, plas, plas y tú pensando que alguien quiere convertirte en guarro.

Como en estos encuentros también gustan mucho los proverbios chinos y demás aromas orientales, voy a tirar de la lengua mandarina: ¿sabías que en China tienen la misma palabra para decir "me he leído un libro de autoayuda empresarial" y "vaya turra te voy a dar"? Eso sin tener en cuenta que, al menos en mi pueblo, la comida de la mañana es la única que va sin colesterol de serie. Cerdo y enfermo. Gracias.

A lo que venía todo esto, criaturita, es a que tienes por delante un hermoso fin de semana. ¿Eres de implicarte o de comprometerte? Y, sobre todo, ¿eres de los que dan hasta la última gota?

Venga, a coro:





Besos a tutiplén.

P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.D: ¡Más besos, leñe!

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