viernes, 2 de noviembre de 2012

Día de difuntos

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

Me agrada un cementerio
De muertos bien relleno,
Manando sangre y cieno
Que impida el respirar. (*)

Tycho Brahe se murió por educación. Tú lees el nombre y te crees que era un Juan Lanas, pero de eso nada. El mozo era un astrónomo de relumbrón de antes de que se inventarán los telescopios. Entre sus movidas montó el primer observatorio de la cosa celeste y se hizo un nombre en el mundo del estrellato descubriendo una supernova, así que chitón.

Lo que te comentaba. Por aquel entonces las reglas de etiqueta no eran como las de ahora, que te pones a mandar guasaps en una comida con premios Nobel. Qué va, qué va. El sistema educativo español (abuelito, dime tú) no estaba tan extendido (cof, cof) y había ciertas cosas que se consideraban de mal tono (cof, cof y recof).

Resulta que el señor Brahe había recibido una invitación para un banquete en Praga y se fue p'allá hecho un pincel, como está mandao. Imagínate que te dejan a ti suelto por esos lugares. A las tres horas andas cantando el "Chequia, patria querida" con los lugareños y a ver quién te mete en la recepción.

Como no todos son como tú, nuestro astrónomo se plantó en el ágape como un clavo. Los saraos aquellos debían durar más o menos lo que una boda gitana y al buen hombre le entraron ganas de hacer pis. Mira tú por donde que eso de levantarse en mitad de la comida se consideraba una ofensa grave. Muy grave. Debía estar a medio camino entre matar al hijo del anfitrión y yacer con su progenitora encima de la mesa tras darle boleto al vástago, porque Brahe aguantó como un jabato.

Te va a sonar a chufla, pero el zagal cogió una infección de orina de resultas de aquello. Ahora ríete si quieres, pero once días después le cavaron el hoyo, tú.

Jack Daniel era menos contenido. Este (es el del wiskazo, sí) tenía un carácter de mil demonios. Una mañana le dio por ir a contar los billetes que tenía en la caja fuerte, pero se ve que no recordaba la combinación. A lo mejor, si hubiera sido fabricante de rabos de pasa no se le habría olvidado jamás, pero los efectos de las bebidas espirituosas son ligeramente diferentes. Cada uno se gana la vida como puede.

Más vale fuerza que maña, se dijo y le arreó una coz a la hucha esa que le dejó el dedo gordo para pedir en la puerta de una iglesia. Te va a sonar a rechufla, pero agarró una infección a raíz de aquello que lo convirtió en criador de malvas. Hay gente a la que le pierde el carácter.

Permíteme que te avise,
si vas a darle al alpiste:
Si bebes sin tasa,
lleva una gasa.
Si bebes sin fuste,
no te me ofusques.

Buen día de difuntos.

Nota: Las historias, por cierto, las he sacado de aquí.



Sé lo que escuchas cuando nadie te ve:



Besos a tutiplén.

P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.D.: ¡Más besos, leñe!

2 comentarios:

La Dirección dijo...

A ver cuándo narra alguna de sus defunciones cerebrales, que han sido muchas y no siempre en días (y noches) de difuntos.

Er Alberto dijo...

Se la cuento ahora: vi una luz al fondo del túnel y caminé hacia ella. De pronto, una mano salvadora se acercó a mí y, tocado ya de lleno por la plenitud, me pusieron la caña en la barra. Seguro que usted también ha tenido alguna de esas.

 
Personal Blogs - Blog Rankings