viernes, 10 de mayo de 2013

Franceses

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

Si ves a Tontucio pasar,
pídete otra, so tarambana,
que vuelve a este blog a cantar,
con ganas de parrandear.

Le he hecho un francés a los titos. Dicho así, igual te suena fuerte, pero a ver qué nombre le pondrías tú. Te acuerdas de lo de Bonaparte, ¿no? Es ese señor que sale en las fotos rascándose el ombligo. Hace unos 200 años, como sabes, el tipo firmó un tratado con Godoy para pasar por España e invadir Portugal.

- A la vuelta te invito a un cocidito en La Bola, le comentó Napoleón.
- Deje, deje, que le voy a llevar yo a uno que conoce mi primo.
- La Bola he dicho.
- La mejor elección, sin duda. Buen gusto tiene usted. ¿Hasta cuándo se queda?

Primerísimo primer plano de la ceja levantada de Napo.

De pimeras, la invasión iba hasta bien. Tú te quedas con el país y a mí me dejas abrir el bar hasta tarde. Ne pas de probleme. Hasta que se pusieron tontitos y empezaron a exigir cocinar con mantequilla. Por ahí sí que no. Los pucheros no se tocan, que nos quieren robar nuestra cultura. "No se integran, no se integran", se empezó a rumorear por las tabernas. Ya sabes cómo acabó la cosa.

"Titos, me voy pa Londres, ¿me acogéis una semana?". El juego aquí es adivinar quién hace de Godoy. "Cohonudo, sobri, quédate el tiempo que quieras". El zoom de la cámara casi me da en el ojo, tú. Hasta que llamé a La María.

"¿Ya tiés piso o qué?". Ese tono, oye. Es que oía el ruido de mi ceja mientras se me caía a los pies. "Mamarracho". ¿No notas un vientecillo helado en el espinazo? Si se llega a hacer cargo ella de la campaña rusa, en San Petersburgo estaban ahora comiendo lechazo al horno. Bueno, ahora no, que esta es la época en la que todos en nuestra casa, por el sistema de voto de calidad, hemos decidido ponernos a dieta. Recuérdame que escriba un post sobre 1001 formas deliciosas de aborrecer las acelgas.

A lo que iba. Un mes y medio estuve en casa de los titos, tú. A las tres semanas ya me levantaba y decía bonjour.  La penúltima solo compraba baguettes y en la última empecé a usar la mantequilla. Cuando el último día aparecí con "El último tango en París", convinimos en que iba siendo hora de mudarse.

Llevas razón, igual no fue un francés lo que les hice.

Agradecimientos infinitos: este post no hubiera sido posible sin los titos. Mil gracias. Una vez más, estoy en deuda con vosotros, así que prometo no contarle a nadie donde escondes la Cuore, tita, ni cuál es la canción de Amaral con la que más lloras, tito.



Esta de arriba va pa los titos, por supuesto, que cuando no hay palabras suficientes para agradecer, siempre quedan las canciones (espero que la letra no hable de mantequilla). La de abajo hay que verla en youtube, que ya son ganas de molestar, pero quería que la disfrutaras y no la encuentro de otra manera. Si la localizas, estoy encantado de cambiarla para que se vea aquí.



Besos a tutiplén

P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.D.: ¡Más besos, leñe!

3 comentarios:

La Dirección dijo...

¡Ya era hora! It's bussinnes time!

Anónimo dijo...

Sobrino LordBert,

Los titos te echamos mucho de menos por estos lares.

Lo de no tenerte en casa, yo al menos lo llevo mucho mejor... No veas cómo jode ver un bote de champú y no verle sentido alguno.

Por cierto, que los pubs de Central London han decidío poné una plaquita de esas azules en tu honor debido a su récord de ventas en los últimos 3 meses.

Gracias por guardar nuestros secretos. Nosotros no contaremos lo de tus gayumbos estampados con el Bob Esponja. Sólo esperamos que no hayan sido un regalo de la María.

Take care nephew.
Auntie & Uncle





Er Alberto dijo...

Sí, La Dirección, ya tocaba. Gracias por las vacaciones.

Titos, lo del champú fue una falta de delicadeza, cierto es. Tendría que haberlo metido en una bolsa de papel como la que usáis para disimular el brandi en el trabajo.

En la placa supongo que pondrán también vuestros nombres como colaboradores necesario, que si vamos a hablar, tendremos que decirlo todo.

Los gayumbos no me los regaló La María, pero sí que fue idea suya ponerle el mecanismo para que suene la canción cuando le tocas la nariz. Estamos probando cosas nuevas. Dicho esto, os dejo, que tengo que ir poniéndole sábanas al sofá.

 
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