viernes, 29 de octubre de 2010

La familia crece

Queridas queridísimas y queridos queridísimos,

Tarantainas y más tarantainas
de la casa sin pared,
sin puertas y sin ventanas,
pronto volverá a nacer

Nicholas Hawksmoor
era masón por lo bajini. Los arquitectos siempre han sido muy de logia, que para eso la fundaron ellos allá por la Edad Media. En 1666, un fuego mal apagado dio lugar al gran incendio de Londres. Dos días con la ciudad en llamas dejó a unas 80.000 personas sin casa y arrasó por completo la zona medieval. Ya no se encuentran solares como esos.
Compra-venta de terrenos, inversión en inmuebles, mucho "esto cómo va a bajar" y "nada, nada, te amplío la hipoteca y así te compras también una máquina de vapor"... aquello fue la época dorada de la construcción londinense. Mientras, Hawksmoor se dedicó a hacer de las suyas. A la vez que ayudaba a Christopher Wren, otro masonazo, a hacer la catedral de St. Paul, emprendía proyectos más personales. Seis iglesias se hizo el mozo. A ratos perdidos diseñó unas torres para la abadía de Westminter. Minucias, tú sabes.
St. Mary Woolnoth es una de sus obras y está llenecita de referencias a su pandilla. Si puedes, pásate a echar un ojo. Desde luego, parece cualquier cosa menos una iglesia. El tito Andrés me la enseñó el año pasado por estas fechas, cuando junto a la tita Endur me acogieron como su sobrino (lagrimit.). Tempus fugit.
La Maca, que tiene estudios, se dedica también a esto de imaginar. Sacando de donde no hay, nos ha diseñado una reforma fetén para nuestra humilde morada. Digo nuestra de la misma manera que tu dices mi empresa aunque trabajes de botones, que conste. Total, que nos estamos construyendo un nidito bien cuco que no se parece nada, nada, nada, al que teníamos hace unos días.
La cosa es que tenemos que estar fuera de allí como unas tres semanas. La buena de Maca no sabía que nos íbamos a meter en su casa. Digo casa igual que Boabdil diría mi chalet para referirse al Generalife, que conste. Así que aquí nos hemos plantado con nuestros bártulos y, oye, ni te imaginas cómo es esto. No se lo digas, pero como se descuide nos quedamos. Querida Maca: hemos ganado una tita.





Besos a tutiplén.

P.D.: ¡Todos somos Blanco Herrera!
P.P.D.: ¡Más besos, leñe!

1 comentario:

amardi dijo...

8:48 ... im-presionante

 
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